Todas las llantas necesitan contar con cierta cantidad de aire que les permita rodar con eficiencia. El calibrado de llantas es precisamente la presión correcta a la que deben inflarse.

Por lo tanto podemos decir que calibrar tus llantas de forma personal o en una llantera, definitivamente es importante.

Lo ideal es calibrar las llantas cada semana, siempre cuando esten  frías, es decir, haber recorrido hasta 2 km con el auto (preferiblemente por la mañana en una gasolinera cercana a su casa). Calibrar con las llantas frías garantiza  más estabiidad de las partículas de aire dentro de la llanta y una calibración más eficaz y duradera.

Entre las principales razones para calibrar la llanta de su automóvil a menudo, es que cuando éstas están por debajo la presión indicada por el fabricante, su vida útil puede ser reducida en casi la mitad.

Además, una presión inadecuada, por debajo de lo recomendado, hace que las llantas sufran mayores daños con impactos, haciéndolas susceptibles al aquaplaning, a riesgo de accidentes como las volcadas.

Sin embargo, es esencial que las llantas sean calibradas correctamente siguiendo las recomendaciones del fabricante, ya que, cuando están demasiado llenas, pierden agarre en el suelo y estabilidad en las curvas, aumentando la distancia de frenado, lo que resulta en posibles accidentes.

La presión correcta de las llantas es tan importante como la frecuencia de calibración. Por lo tanto, siga las recomendaciones del fabricante de su vehículo, que tienden a especificarse en el manual del propietario.

También es importante prestar atención a la presión adecuada para utilizar el vehículo en las carreteras, que es diferente de la presión ideal para la vida cotidiana en la ciudad. Esto se aplica tanto a los coches ligeros como a los pesados.